lunes, 3 de mayo de 2010

EL BALON DE ALVARO CAPITULO 4

El perro me empezó a morder. tenía unos dientes muy grandes y afilados. Yo estaba roto, dolorido y muerto del asco, ya que estaba todo lleno de unas babas blancas y pegajosas. Una pandilla de niñas y niños se acercaron al perro , entonces yo pensé que ellos me ayudarían, y así fue. Con mucho cuidad una niña logró sacarme de entre las fauces del perro. Al verme libre empecé a dar botes de alegría. La niña que me salvó me llevó a su jardín y con una regadera me limpió enterito y me dejó como nuevo. Por la mañana me llevaron a la playa porque había un torneo de fútbol playa. Estaba en la arena preparado para que me diesen muchas patadas. El árbitro pitó el comienzo del partido y allí empezó mi dolor, porque los niños en vez de meterme en la portería, me tiraban una y otra vez contra los palos de la portería y eso dolía mucho. Pero de repente la niña que me había salvado me dio una patada tan fuerte que cerré los ojos y cuando los abrí estaba en medio de las olas...

Silvia.

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