domingo, 18 de marzo de 2012

Y si fuese un ratón...

Si yo fuera un ratón me comería todos los quesos manchegos, bueno sin que no faltaran los quesos azules que también les tengo aprecio.Estaría todo el rato en mi pastelería preferida llamada " La última tentación " la verdad en esa pastelería hay de todo.Todos los sábados a las ocho haría fiestas para mis mejores amigas: Doña Elisa y Doña Teresa. Y como después, de la fiesta estaría muy cansada, antes de dormirme iría a la cafetería de mi vecino Bruno a tomarme un buen descafeinado.Al día siguiente iría al concierto de Lady Gaga, sería fantástico y esta sería mi vida de ratón.
Saray F.

UN GRAN INVENTO por Lucía D.

¡No me lo puedo creer! Ayer mismo subí al cielo... ¡literlalmente! Inventé el "Monocóptero", que sirve para poder volar hasta donde tú quieras. Ah como me gustaría poder volar como un lindo colibrí, simplemente batiendo las alas y haciendo pío, pío, pi. ¿Queréis saber como soy? Muy bien, pues soy un mono de estatura media, llevo gafas, soy huérfano y mi hobby es inventar. Tengo el pelaje de un marrón medio rubio, y mi comida preferida aunque sea un mono, son las piñas. Bueno, inventé el monocóptero y ¿a que no adivináis como fue? Muy bien, si habéis dicho esto habéis acertado: ¡fue un desastre! Lo hice del color de una piña, es decir marrón y verde, las hélices las hice con ramas de los árboles y las pegué con pegamento fuerte. ¡Qué queréis, estoy en mitad de la jungla! Lo volví a intentar, esta vez con unas hélices de metal que encontré en el suelo, serían de un helicóptero ¡perfecto! El casco, para que fuera más cómodo lo hice con un coco partido, y así si fallaba lo podría reutilizar por la otra mitad. ¡Pero no falló! ¡Lo conseguí! Empecé a levitar, luego a flotar, y por último ¡volé! Vi pájaros, colibríes y hasta pollitos rencorosos. ¡Era todo majestuoso! Pero mala cosa, se acercaba un nubarrón que poco a poco tapó el sol No tendría que haber probado el monocóptero tan pronto. Empecé a caer y a caer. ¡Menos mal que llevaba un paracaídas!
Años más tarde, las grandes empresas me compraron los derechos de autor, y el monocóptero empezó a comercializarse. Me estaba haciendo cada vez más mayor. ¡No podía pasarme todo el tiempo tumbado en el sofá y viendo la televisión! ¡Tenía que vivirla vida! Así que decidí abrir una fábrica de inventos y de juguetes. Inventé las nuevas modas, y a los niños, niñas, monos y monas, les gustaron todas. También decidí que escribiría mi historia, para que no quedara olvidada en medio de la nada.

jueves, 1 de marzo de 2012